viernes, 25 de febrero de 2011

La Bici

- No la puedes dejar ahí, estorba.

- Aquí solo se estacionan autos.

- No, no, no, quíetela de ahí, aquí no puede estar...
- ¿Pero por que?
- Yo que sé, ahí no puede estar.

- Disculpe señor, pero ya no la puede dejar aquí, el señor Marín ya lo prohibió.
- ¿Y ahora donde?
- Pues allá atrás, creo que les hicieron un espacio.
- ¿Y sabe porque?
- Yo solo recibo ordenes.
- Creo que si fuera un audi seguro nos dejan estacionarnos donde queramos, ¿no cree?.
El señor de seguridad solo se encoge de hombros.

Ahora todos festejan, todos dicen que también si pudieran y no vivieran tan lejos dejarían guardado el auto.
Realizan programas para incentivar el uso y préstamo de bicicletas. Pero ¿se le respeta al ciclista? ¿porque no dejan que uno deje la bicicleta en el lugar del destino? ¿porque no hay un lugar para guardar las bicicletas en el trabajo? ¿porque miran los automovilistas con ojos de pistola a los bocicleteros? ¿porque el microbusero te avienta el cacharro viejo o el taxista te cierra el paso? ¿porque el automovilista invade los lugares para las bicis? ¿porque los patrulleros hacen lo mismo y no respetan?

Mi bici, ay mi bici. Me gusta andar en mi bici, pero siempre llevo en mi pensamiento que podría terminar debajo de un camión o un auto, que algún taxista o una señora encopetada me aventaran su automotor. Y no fallan, siempre ocurre. Que nadie respeta a un tipo con un casco, unos guantes que pedalea dos ruedas no es nuevo.

Que quiera un gobierno crear un ambiente para que la gente salga en sus bicis, eso si es nuevo y contraproducente en una ciudad que esta especialmente diseñada para llenarla de autos. Qué hacer para que los directivos de las compañías acepten también frente a sus edificios una bicicleta y no solo un auto de lujo.

¿De verdad las bicis afean el paisaje de los corporativos?
¿De verdad el gobierno quiere una ciudad de bicicletas?

Ayer por la noche, la Mona y yo caminábamos a buscar algo para cenar, y mientras cruzamos Reforma aparecieron los bicicleteros  nocturnos, niños, niñas, seños, viejitos, todos ahí con guantes, cascos y luces rojas que prendían y apagaban. Unos cientos de bicis en paseo de la Reforma. Atrás escudados por dos patrullas. Luego los camiones y autos con sus choferes mal humorados por la lentitud de las bicis en esta tan veloz ciudad. Pasaron todos las bicis, los autos no... ¿No? No falto el taxi o la camioneta con vidrios oscuros que se aventaron sobre el rojo del semáforo, el taxi viejo echando humo y ruido y la camioneta de lujo con su corbata al volante. La gran educación privada.

De regreso al trabajo, un rato después, un auto salía del destino de los bicicleteros, con sendas bicicletas sujetas a la parte posterior. Con destino a casa, aquí a la vuelta de la colonia, es mejor regresar en auto que en la bici, no te vaya atropellar un automovilista.



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La justicia consiste en tener respeto por el derecho de la gente a vivir como quiera. Naguib Mahfuz

1 comentario:

Kleta dijo...

mmm y yo cuando salgo en bici, no puedo pensar en mi amiga Lili y como se fueron sus dibujos y todo su arte, abajo de un auto cuando ella iba en su bici por universidad, un auto conducido por alguien de su misma edad, pero con cuatro ruedas en vez de dos.