domingo, 6 de septiembre de 2009

En ciudad Juárez, la música es de sirenas

Los frutos de la lucha contra la delincuencia no los ve la sociedad que vive con temor ante el aumento de la violencia; los resultados positivos “sólo se encuentran en las palabras del Presidente”, la economía del narcotráfico ha tenido éxito porque crea empleos. Obispo de Saltillo Don Raúl Vera.



I

En ciudad Juárez la música es de sirenas…



II

“¡¡¡Yo se lo dije, yo se lo dije, porque dios mío, por queeeé!!!”

La voz se le rompe y con las manos se ocultan el rostro. Dos niñas a sus espalda ven a su mamá y no entienden. La más grande empieza a gritar lo mismo que la mamá y con su voz de 4 años le gana el llanto…

El sol quema la piel, pica la piel, hasta los soldados con sus pesados cascos, con sus armas, con sus uniformes, con su entrenamiento buscan la sombra, en cualquier espacio en cualquier rincón.

Se oye el llanto ahogado, se oye el gemido y un dolorido grito que estremece.

El calor pega a todos, la muerte llega a todos. Las miradas fijas hacia la nada, miradas perdidas buscando evadir el momento. Lo ojos se esconden, llorosos y a momentos, escurridizos, temerosos.

“¿Porque que Dios mío, porque?”…



III

Ciudad Juárez, ciudad fronteriza, ciudad principal del estado grande, Chihuahua. La ciudad de las muertas, la ciudad del señor de los cielos, la ciudad los centros nocturnos, la ciudad de los sueños de muchos migrantes, a unos cuantos metros del Paso-Texas, la ciudad del Noa-noa.

Cuenta un transeúnte ante la escena, “aquí se cumple la canción de José Alfredo, esa que dice que la vida no vale nada. Y con los soldados, pues no ay jale, al contrario se puso más perra la cosa. Aquí el dolor ya no duele, lacera el alma que es lo único que nos queda”.



IV

“Porque hoy la policía no es la misma, porque hoy los cuerpos de seguridad trabajan para proteger a los ciudadanos, comprometidos con el futuro, con la gente de Ciudad Juárez, por su seguridad. Son profesionales y están preparados para cualquier eventualidad”.

Palabras del presidente municipal de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz, el pasado 26 de agosto.

En el mes de agosto 310 muertes. Agosto el mes más violento en la historia de la ciudad. Agosto mes de la palabrerías.


V

El silencio ronda, solo el rumor del llanto y el calor que quiere hablar, el silencio caliente, el silencio agudo, las miradas que se alejan.

Un borracho se acerca…

- ¿Cuantos fueron?

-¿cuántos qué?

-¿cuántos muertos?

- parece que uno…

- había tres muchachos dentro. Serian los tres…

- parece que solo uno, mire ese de camisa roja estaba dentro.

- entre a comprar una cerveza y había tres chavos. Salí y escuche tres balazos.

- entonces vio quienes fueron…

- claro que no, de pendejo volteo, aquí a nadie respetan, esto se ha vuelto terrible, uno ya ni sabe cuando le tocará. Esos de la tienda con nadie se metían, solo vendían y nada más.

- entonces nada vio, eran tres ¿como de que edad?

- los tres jóvenes, como de 20 años. Pala madre, esta de la chingada, mejor me voy, aquí ya no hay nada que hacer. Y a la policía nada le interesa, mire solo viene cuando ya paso ¿y el ejercito? huy ese solo sirve para levantar muertos.


Regresa el silencio y una leve brizna de viento traspasa los rostros, solo se rompe al igual que el espasmo de la gente cuando el calor trae el canto de las sirenas. La gente empieza a juntarse más. Se arropan y el calor no importa cuando la soledad y las sirenas llegan.

“mijito, mijito, donde estas mijo, ¿que te hicieron?”

La señora corre seguida de dos adolescentes. Corre ágil y llega hasta las puertas donde policías federales le impiden entrar al local. Desesperada les mira, les toma las manos, les ruega, mientras la gente voltean a otro lado, esquivando el momento. Se acercan varios jóvenes y la abrazan, le tienden un bote de agua. Los soldados miran y apuntan con sus armas, despreocupados, indiferentes, solo esperando terminar para salir del lugar.

Se acerca la ambulancia a las puertas del local, abren de par en par su puerta trasera e introducen una bolsa negra en una camilla a la ambulancia. "Semefo-Chihuahua, nueva ley de seguridad" lleva escrito. La gente se abarrota, se desespera se agitan y las lagrimas son invitadas nuevamente. El dolor se respira, se huele, se contagia.

La ambulancia se aleja y con ella los policías y militares, solo quedan los vecinos y familiares que entran al local y cierran. ¿qué buscan dentro? La ausencia ronda estas calles.



VI

Placida tarde del desierto, pero nadie vio. Tres amigas caminan frente al restaurante de pizzas, pero nadie vio. Jóvenes sonrientes y nadie vio. Un carro circulaba lento que nadie vio, abordo un arma que nadie vio, 7 balas que nadie vio y nadie escucho, una mano que nadie vio como percutió las balas, un cuerpo de una de las chicas que cayo después de recibir los impactos en la espalda y nadie vio. Es una chica bella, que nadie vio, es una chica de 19 años que nadie vio. El ejercito acordona la calle, pero nada vio, la policía federal llega y nada vio. El vecino que sabe de muchos muertos en estas calles nada vio, el agente de aduana por donde paso el arma que mato a la chica, nada vio.


60 mujeres ejecutadas en Ciudad Juárez que nadie vio...

los jóvenes sin escuela que nadie vio...

los bajos salarios que nadie vio...

un presidente municipal que nada vio...

un gobernador en auto blindado que nada vio...

un foro sobre seguridad que nada vio...

una participante del foro que vive en las Lomas de Chapultepec que nada vio...

un sicario en el foro que nadie vio...

un trabajador desempleado que nadie vio...

una familia con hambre que nadie vio...

un estudiante con mota que nadie vio...

un recién titulado que nadie vio...

un estado sin justicia que nada vio...

un policía sin licencia que nada vio...

un soldado involucrado que nada vio...

un adicto sin futuro que nadie vio…

Un país sin presidente que nadie vio…

Un presidente que nada vio…

Ciudad Juárez, la ciudad que nadie vio...


Sus gobernantes que nada ven…

Una ciudad ciega y que nadie vio…

Una clínica de rehabilitación que nadie vio,


18 muertos que nadie vio…

Un recién nacido que sus 18 años no verá…

Varios empresarios que nada ven…

Un cuerpo sin cabeza que nadie vio…

Una manta de la línea que nadie vio…

Un juarénse que nadie vio…

Y la verdad que nadie ve…


La música de sirenas que si se escucha...


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No vale nada la vida.
José Alfredo